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¿Cuál es el perfil psicológico de un agresor?

  • Foto del escritor: Joanna Giménez
    Joanna Giménez
  • 24 may 2021
  • 4 Min. de lectura

Dos expertas en psicología cuentan cuál es el perfil típico de un agresor


El concepto de feminicidio según la Real Academia Española (RAE) es el “asesinato de una mujer a manos de un hombre por machismo o misoginia”. Aunque también podemos hablar de femicidio que, aunque no exista definición como tal en la RAE, sí hay una pequeña diferencia (aunque ambos términos son equiparables). "La diferencia es que el femicidio es el acto de asesinato de la mujer por ser mujer; mientras que el feminicidio sería el conjunto de femicidios", cuenta Noemí González, psicóloga experta en sexología y relaciones de pareja en la ciudad de Castellón.


El tipo de violencia que se puede ejercer hacia la mujer es muy amplio, como ya se ha podido observar, por ello analizar todos los factores de riesgo es algo fundamental para intentar que el problema disminuya.


Aclarar un fenómeno tan complejo como resulta la violencia machista precisa de un examen del perfil del agresor. La pretensión de esclarecimiento de una conducta violenta como esta ha de realizarse a partir de la contemplación de factores individuales o rasgos personales de los agresores en este determinado ámbito.


Sin embargo, la realidad evidencia el modo en que la mayoría de los casos de violencia machista se repiten en el tiempo ocasionando una especie de ciclo de la violencia, ciclo que pasa por diversas fases.


Noemí afirma que el inicio del estudio del perfil del agresor en el campo de la violencia machista ha de situarse en la certeza de que se trata de una conducta, física o psíquica, violenta ejecutada por un hombre sobre una mujer en el contexto de una relación que envuelve a ambos.


"En la violencia machista repercuten múltiples factores: desde los psicológicos, pasando por los socioeconómicos, hasta los demográficos, e incluso los trastornos psicopatológicos del agresor y el consumo de alcohol y drogas como factores exógenos", reconoce Álba Ballesteros, psicóloga voluntaria en la Comisión de Mujeres de Malilla.


Según González, los factores psicológicos son los que cobran mayor relevancia a la hora de conformar el fenómeno de la violencia machista. En este sentido, es frecuente concretar que lo que sí dispone el futuro agresor es el haber crecido en un ambiente violento, pues es durante esta etapa de la vida cuando adquiere el conocimiento del empleo de la violencia. Esta conclusión, se hallaría en las designadas “teorías del aprendizaje social”. Defienden estas teorías que la conducta violenta es un comportamiento aprendido más por medio de la observación de modelos agresivos.


"Con respecto a los factores socioeconómicos, cuantiosos estudios ponen de manifiesto una evidente interrelación entre la violencia machista y la magnitud socioeconómica que abarca a los protagonistas de este conflicto", narra Noemí González.


En definitiva, se trata de causas consustanciales a la actual sociedad capitalista, por ello, se ha de tener presente que cuando se trata de cuestiones de violencia entre personas en situaciones de crisis, siendo primario adoptar medidas contra la pobreza, el desempleo, las dilatadas desigualdades económicas, la desemejanza entre las ambiciones que produce el consumismo y las probabilidades auténticas para lograrlas.


La psicóloga asegura que el factor de menor concurrencia estadística, es el de los trastornos psicológicos del agresor, o sea, si experimenta enfermedades que motivan reacciones violentas.


Por último, como factor exógeno se encontraría el consumo de alcohol y drogas. Según variedad de estudios, no hay dudas de la correlación entre el consumo de alcohol y/o drogas con la violencia machista, cuenta la sexóloga.


Ahora bien, el exceso de alcohol u otras drogas no es razón suficiente o elemental para llegar a desempeñar la violencia machista, de ahí que sean primordiales otros factores, como los mencionados con anterioridad, cuya interacción ocurre en la mayor parte de los supuestos.


Por su parte Ballesteros indica que, podría indicarse que el agresor en el ámbito de la violencia machista muestra numerosas características comunes con una tipología concreta de agresores, específicamente con los llamados “agresores por aserción de poder o de afirmación de derechos. "Por tanto, se trataría de una clase de agresor que quiere corroborar que es un individuo que, en facultad de su fuerza, tiene derecho a dominar y someter a su víctima; es un macho que hace lo que le apetece con alguien más débil, habitualmente una mujer.", cuenta la psicóloga. Además, según su forma de actuar, se vuelven 'presuntuosos con el tiempo, debido a que su egolatría suele ser muy eminente'.


Ambas expertas coinciden en que un punto relevante es que estos delincuentes no pretenden tanto herir a sus víctimas como poseerlas. Demostrar dominio sobre sus víctimas es su forma de manifestar autoridad, control y de certificar su identidad, por lo que su violencia busca afianzar su autoestima.


Por lo tanto, si se tuvieran que resumir los rasgos más destacados que se perciben en la mayor parte de los agresores en el ámbito de la violencia machista, destacarían los siguientes: Para comenzar, fue víctima o testigo de malos tratos, aprendió a ser violento en su familia y emplea la violencia para profesar poder y control sobre su pareja. Por otro lado, contempla a su pareja como una pertenencia, tiene baja autoestima y una imagen negativa de sí mismo, complejo de inferioridad.

Para finalizar, Noemí afirma que un agresor no expresa sus sentimientos, es manipulador y manifiesta fácilmente su ira o enfado. "Cabe resaltar que los agresores machistas son más ávidos, faltos de empatía, depresivos, subjetivos, controladores, agresivos, posesivos y celosos que el resto de la población. ", concluye la experta.

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