Las estafadoras de Wall Street: La ambición y el deseo como monedas de cambio
- Andrea Navarro
- 17 may 2021
- 2 Min. de lectura
Este film se despide de los estereotipos, ahora los peces gordos de Wall Street son ellas
Andrea Navarro. Valencia
¿Qué es justo?, es el constante interrogante que se plantea a lo largo de "Las estafadoras de Wall Street" y que las protagonistas responden con un “quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón”. Este grupo multiétnico de strippers relata como desde la sororidad, lealtad e ingenio consigue ascender en el sistema patriarcal al que estaban sometidas.
Este debate sobre lo justo e injusto lleva al espectador a reflexionar sobre la sociedad
actual, en la que priman el egoísmo, el individualismo y la codicia por encima de los valores fundamentales. Una sociedad capitalista que deja fuera del sistema a quien no cumple los cánones establecidos y que convierte al consumismo como llave para tener un status social.
Esta historia, basada en un hecho real, refleja el mundo del striptease desde el punto de
vista de las mujeres, mostrando algunos momentos buenos aunque siempre con una ligera tristeza en el trasfondo. En el lado opuesto se encuentran los hombres, descritos como seres movidos por el deseo que prefieren perder dinero a la vergüenza de reconocer que han sido estafados por una mujer.
Su directora, Lorene Scafaria, consigue que el público entienda este trabajo y las
necesidades y problemas que atraviesan las que lo ejercen, transmitiendo estos
sentimientos desde el respeto y valorando esta profesión tan mal vista por algunos.
El enérgico elenco, formado por Jennifer Lopez, Constance Wu, Lili Reinhart y Keke Palmer, se convierte en el principal transmisor de estas emociones. Todas ofrecen una actuación magistral pero destaca el papel de Ramona (Interpretado por Jennifer Lopez), la cabecilla de la banda que aparece como una mujer empoderada. “Esta ciudad, este país entero, es un club de striptease. Hay gente arrojando dinero y gente bailando”, explica Ramona en la película tras hablar sobre la crisis del 2008.
Pero la amistad más fuerte es la de Destiny (Constance Wu) y Ramona, unidas desde los
primeros minutos de la historia y demostrando que entre mujeres puede haber una buena relación, basada en la admiración y el respeto, sin envidia ni competencia como se suele pensar.
Otro de los temas sobre los que habla es la importancia de los lazos familiares, pero
especialmente de la maternidad ya que influye en la toma de decisiones de las
protagonistas, “la maternidad es una enfermedad mental” , le dice Ramona a Destiny.
A pesar del bajo presupuesto (20 millones de dólares), esta obra está muy bien construida, ya que, tanto la ambientación que muestra los rincones de un club de striptease, como la dirección narrativa del guión, intercalando y superponiendo el pasado y el presente le dan un sentido completo.
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