Mujeres de fuego
- Nayara Cervera
- 31 may 2021
- 5 Min. de lectura

Nayara Cervera. València
Un olor a pólvora recorre las calles de tres ciudades. Una Comunidad unida por las llamas del fuego y una fiesta marcada por la fuerza de las mujeres. Las contradicciones saltan a la vista, gaiatas, fallas y hogueras tienen a las mujeres como la pieza principal de sus fiestas, pero realmente siempre están en la sombra del trabajo liderado por los hombres. Entonces, ¿Cómo de importante es la figura de la mujer dentro de la fiesta? ¿Se ha conseguido dar la importancia suficiente? ¿Y la visibilidad? ¿Es una tradición machista? ¿Es la mujer un florero de la fiesta? ¿Imagen o representación?

«Un oficio de hombres», Elisa Peris Roca, orfebre
Los primeros talleres orfebres nacen en 1918 aunque siempre reconocido como un oficio de hombres. Elisa Peris Roca, gerente de uno de los talleres más reconocidos a nivel provincial y estatal, cuenta su entrada por primera vez a un taller en el año 2005: «Estaba rodeada prácticamente de hombres, y yo era casi siempre la única mujer.Cuando llego me encuentro con un mundo de ocultismo y secretismo profesional donde nadie quiere contar nada y es como todo muy patriarcal».

Las contradicciones empiezan a ser visibles, la mujer es la figura principal, pero se encuentra en la sombra del oficio. Peris Roca confiesa que, en el micromundo de la fiesta fallera, los referentes son hombres y las representantes femeninas son muy pocas: «Lo del techo del cristal es cierto, te tratan como una más, pero no formas parte de ese círculo que se reúne con los políticos o con otras esferas. Ni siquiera te preguntan y ni siquiera se plantea que haya una representatividad de la mujer en esos oficios» reconoce la orfebre.
«Sigue siendo un mundo muy machista», María José de la Vara García, artista fallera
Si hay un oficio en el que abunden los hombres es el del artista fallero. Aproximadamente, de los 200 artistas agremiados, solo 11 son mujeres. La cuestión transciende en la mayor parte de los oficios de la fiesta, María José de la Vara García, lleva 32 años siendo artista fallera, pero trabajando en la sombra por no poder agremiarse. Según estas cifras, De la Vara García explica: «Vemos que sigue siendo un mundo muy machista».
La primera mujer reconocida como profesional artista fallera fue en 1950 aunque tal y como asegura la artista: «Seguimos estando en un segundo plano, no se nos reconoce ni se conocen nuestros nombres». La actual crisis del coronavirus ha dejado en un segundo plano la problemática que existe con la visibilidad de la mujer en estos oficios. Es por ello que, la artífice de monumentos falleros en el taller de Pedro Rodríguez añade que «es muy triste», pero para que veamos a una mujer siendo Maestra Mayor del Gremio «tienen que pasar años».
«Los compañeros de profesión intentaban desprestigiarte», Reyes Martí Miró, pirotécnica
La primera mascletá disparada por una mujer tuvo que esperar hasta el año 2003. Su éxito se ha plasmado con numerosos galardones como el de «Les dones de la festa», impulsado por las instituciones y que recogió junto a Elisa Peris Roca. Sin embargo, el camino no ha sido como para lanzar cohetes: «Los compañeros de profesión intentaban desprestigiarte todo lo que sabían y más», confiesa la pirotecnia. Todo ello, no ha impedido a Reyes Martí consagrarse en el mundo de la pólvora hasta convertirse en una mujer «de traca».
«Hay gente que todavía no lo entiende, cada vez que paso la ofrenda tengo que oír ¿Qué hace esa ahí?», Cristina Suay, presidenta de falla
El censo de Junta Central Fallera muestra que el 88% de los hombres continúan liderando el cargo de presidentes mientras que, solo el 12% lo ocupan las mujeres. Cristina Suay, presidenta de la falla Rosario – Plaza Calabuig, cuenta su experiencia desde el mandato: «Este es mi cuarto año como presidenta, al principio me costó un poco adaptarme porque eran todo hombres y yo».
Una de las máximas dirigentes del sector del marítimo comenta que todavía hay fallas que «no han cambiado el chip». Asimismo, la presidenta confiesa: «He recibido mensajes alabando mi presidencia, pero me han llegado a reconocer que el hecho de que haya una mujer en la presidencia es impensable». No obstante, Suay cree que, pese a ser «un poco clasistas» en algún momento veremos a una mujer siendo presidenta de la Junta Central Fallera.
«Creo que se nos está protegiendo muy poco», María, indumentarista de Aguas de Marzo
La otra cara de la moneda es la del sector de la indumentaria, donde el 95% de las personas que ocupan el oficio es desde sus inicios de las mujeres. Desde Aguas de Marzo, su indumentarista y gerente María explica la importancia desde el sector que viste a las protagonistas de la fiesta: «La figura de la mujer es muy importante, no solo como cliente, que mueve mucho, sino también como representante de toda una fiesta y de toda la ciudad».
Sin embargo, las reticencias vuelven a ser claras «Es muy injusto que después de llevar décadas y décadas trabajando en este sector, se siga conociendo más el trabajo de un indumentarista hombre que el de una mujer y eso es algo que sigue pasando». Además, la premisa sobre la falta de visibilidad y concienciación vuelve a repetirse: «Creo que se nos está protegiendo muy poco, no hay apoyo institucional ni visibilidad suficiente. La fiesta y sus oficios son muy nuestros, si eso se pierde, va a ser irremplazable» confiesa la gerente de uno de los viejos talleres de la ciudad.
«Se nos ha olvidado que no estamos en un concurso de misses», Belleas del Foc y Reinas de la Magdalena
La controvertida elección de las belleas del foc de Alicante ponen en el punto de mira los parámetros con los que se eligen a las representantes de las tres fiestas. Cristina Suay, presidenta y jurado admite que nos hemos olvidados que, «no estamos en un concurso de misses», sino que buscamos a una representante que sienta la fiesta.
En la misma línea que Suay, Laura Caballero, fallera mayor de Valencia en 2011 afirma: «Creo que nos estamos pasando, no hay que buscar una representante que hable chino, sepa 5 idiomas y tenga 3 carreras, hay que buscar la representación del sentimiento de la fiesta». Ambas mujeres creen que la situación con los años está evolucionando, pero que no nos estamos dando cuenta de «todos somos piezas fundamentales» dentro de una fiesta rica culturalmente.
«Cuando una fallera mayor habla es como ¿ves cómo sabe hablar?», Laura Caballero, Fallera Mayor de Valencia en 2011

Hace 10 años, Laura Caballero era elegida Fallera Mayor de Valencia. La que fuese máxima representante de la ciudad del Turia cree que la cuestión de la mujer ha ido evolucionando a la par de la sociedad: «Es verdad que hace unos años las mujeres no podían bajar a las juntas o no podían votar, pero eso a medida que ha evolucionado la sociedad, ha cambiado en las fallas».
La fallera mayor de Valencia del año 2011 cree que las mujeres «siempre han estado en el centro» y que justo en la fiesta, todo gira entorno a ellas. Caballero se sincera y cree que «nos hemos pasado de frenada» creyendo que las mujeres dentro de la fiesta son «floreros»: «Cuando una fallera mayor habla ahora es como “¿ves cómo sabe hablar?”, pero en realidad hemos hablado siempre, lo que pasa es que no se le daba la importancia suficiente».
Entonces, ¿representación o imagen?
La realidad es un delirio común y la contradicción de la fiesta una evidencia más del contexto social que vive la mujer en muchos sectores. Son la representación principal, pero siempre por detrás de orfebres, artistas, pirotécnicos, presidentes e indumentaristas. Son la imagen, pero no la palabra. Son el foco, pero siempre están en la sombra. Sin embargo, si de algo no hay que olvidarse, es que son oficio, son cultura, son fiesta y son patrimonio.
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