La resistencia del séptimo arte
- Marina P. Arcís
- 16 may 2021
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 17 may 2021
El auge de las plataformas de streaming aviva la crisis del sector
Marina P. Arcís. València
El pasado 14 de marzo de 2020 se decretó en España el estado de alarma. Este ponía fin a la vida “normal” y limitaría muchas de las cosas que se hacían día a día como ir a tu restaurante favorito, visitar a tu iaia en la residencia, ir a un estadio a ver a tu equipo o ir cada miércoles al cine para disfrutar del día del espectador. Estas actividades cesaron y tuvieron que adaptarse a las medidas sanitarias adoptadas por el gobierno.
Una vez Pedro Sánchez anunció las nuevas normas, todos los servicios relacionados con la alimentación y la salud fueron declarados actividades esenciales, dejando de lado cualquier otro sector.
Los cines apagaron sus grandes pantallas y tocó disfrutar del séptimo arte en nuestras casas a través de las famosas plataformas de streaming como Netflix, HBO o Amazon Prime. En junio de ese mismo año, el presidente del país anuncia que los cines y teatros abrirán con un tercio de su capacidad de aforo y siempre con entradas preasignadas. Esta noticia fue un antes y un después para este sector que, como explica Javier Pachón, presidente de l’Associació Xarxa Cinema, responsable de programación y desarrollo del Cine Ciutat de Palma de Mallorca y vicepresidente de PROMIO, «el estado español no entiende la cultura como una industria más. Esto sí pasa en Francia, Alemania e Italia, si no tenemos un apoyo como industria, es difícil que a una empresa que tiene como valores la diversificación y la sostenibilidad, se la valore por su parte económica», reclama Pachón.
En 2012, los cines Renoir cerraron todas sus salas en España menos las de Madrid y Barcelona. A partir de este momento, «el público de estos cines vio que nos íbamos a quedar sin la posibilidad de ver cine más independiente y decidimos probar a reabrirlos», dice Pachón. A partir de ahí nace PROMIO, una red de cines independientes cuya labor es explorar cuál es el lugar de los cines en el siglo XXI, viendo que internet y la tecnología cambian el paradigma del cine al que estaban acostumbrados.
Más allá de la crisis provocada por la pandemia, los cines se enfrentan al auge de las plataformas de streaming, que ofrecen contenidos inmediatos y exclusivos para sus suscriptores. Cines independientes o pequeñas salas que no forman parte de grupos como por ejemplo Cinesa o Kinépolis, están notando de manera muy grave el impacto de estas plataformas.
El Autocine Star de Pinedo lleva más de cuarenta años en marcha y siempre había sido una opción ideal para ir a ver una película de forma más especial. Ahora, el toque de queda y el cambio de hora, porque anochece más tarde, hace que lleve casi dos meses cerrados. Luis Notario, gerente de los cines, señala que muchas distribuidoras se “están guardando las películas” porque ven que la gente no está yendo a los cines. «Lo importante es la película, por mucha crisis que haya, si hay un título importante que la gente quiere ver, esto se llena», comenta Notario. Y esto no está pasando.
Las grandes distribuidoras como Disney o Paramount están anunciando el aplazamiento de muchos títulos que ya deberían haber salido. Pero hay esperanza, el pasado 25 de marzo se estrenó en cines Godzilla vs. Kong. Una gran producción que reavivó el sector español y llenó las salas con más de 600.000 espectadores en los primeros diez días y a nivel mundial ha recaudado casi 300 millones de dólares en su primera semana, según datos de La Vanguardia y Europa Press.
Cifras esperanzadoras que como indican desde los cines Cinestudio d’Or de València: «quedan por lo menos bastantes meses para que la situación se normalice y con tan poco público es inviable mantener los gastos de una sala durante tanto tiempo, así que muchas estarán abocadas al cierre definitivo».
Otro reto al que los cines se tienen que enfrentar es cómo atraer al público más joven a las salas. Cómo hacer que estas personas quieran levantarse del sofá e ir al cine de su barrio con sus amigos. «Intentamos transmitir que ver una película en una sala de cine es tal y como los autores querrían que se viera y no en un móvil o una pantalla de ordenador», explican desde Cinestudio d’Or. En un momento de nuestra vida en la que somos más “comodones” que nunca y queremos todo de forma inmediata, la experiencia de acompañamiento es clave para hacer que los espectadores quieran salir de casa. Para Luis Notario lo importante es poner buenas películas, explica que notan en seguida cuando en sus cines proyectan películas Disney. Según él, «cuando estrenan una película en una plataforma a precio de cine, la gente se lo piensa. La persona que está en su sofá viendo Netflix lo hace porque es casi gratis, si a esto le añades que le gusta lo que ve, es suficiente», cuenta Notario.
Desde Cine Ciutat y Cinestudio d’Or se aferran a la experiencia colectiva como factor diferenciador clave frente a las plataformas de streaming. Javier Pachón explica que en casa no te ríes de la misma manera ni lloras igual que si estuvieses en una sala rodeado de más personas. Todo esto no lo tienes en tu casa y hace que te acerques a la experiencia cinematográfica de una forma diferente.
Con la pandemia, todas las salas de cine, sin excepción, han tenido una pérdida de espectadores en torno al 80 %. Esta situación es difícil de mantener en el tiempo y es por ello que la industria del cine reclama a las instituciones negociar nuevas ventanas de distribución con las plataformas. «Establecer un plan de educación y promoción del cine para asegurar que la gente conozca el producto y patrimonio europeo», reclama Pachón. Todos coinciden en lo fundamental que es llegar a un acuerdo para que el cine sea considerado como una industria y de que sobre todo, el cine es cultura y la cultura es segura y ahora más que nunca, las salas necesitan apoyo para salir adelante.
¡Sigue a Marina P. Arcís en Twitter! @marinaarcis13
Comments